
No resulta para nadie nada comodo, el poder expresar con palabras, mucho menos con hechos la experiencia de Dios en su vida, pues desde niños siempre ayudados por nuestros padres, por la escuela, la sociedad y la misma iglesia, hemos ido construyendo imágenes de Dios, que casi siempre nos alejan de lo en realidad, El, es. Resulta paradójico que para tener experiencia de Dios, muchas veces tenemos que alejarnos de tantas figuras que han deformado la bella e íntima posibilidad de descubrir en el interior de cada ser la presencia siempre viva de Dios.
Es un camino que implica renuncia, alejamiento y hasta muerte de todas las sombras que no nos dejan ver la transparencia de Dios, que siempre se muestra como lo que es; un Ser infinitamente bondadoso, cercano, nada contrario a la verdad del hombre, es un Dios que camina y actua en la historia del hombre, que no la modifica a su capricho, sino que sencillamente actua en la historia como es la historia. De ahí la gran importancia que tiene que el hombre entienda que " Dios es absoltutamente trascendente a todo lo que existe o puede existir" es decir que Dios no es un realidad ajena de ninguno de nosotros, Dios es un verdad por descubrir en el diario vivir, Dios no es un ser extraño, al mundo experimentable, Dios es una realidad tan íntima a nuestro ser que debemos descubrir, que debemos experiementar en la íntimidad de lo que somos como hombres, que caminando en la historia,nos esforzamos por vivir de acuerdo a los principios de fe recibidos y aceptados libremente.
Dios da la Gracia necesaria para que tengamos experiencia de El, pero un experiencia que transpasa todo conocimiento teórico, es una experiencia necesariamente adquirida en la realidad, que exige de cada hombre apertura a las cosa nuevas que se puedan sentir, renuncias a prototipos ya elaborados de Dios y abandono a los prejuicios que podamos tener. Debemos lanzarlos a la experiencia del encuentro de Dios en el mundo, en la historia real que nos impulsa a caminar, a luchar, a sumir un camino, que pide de nosotros decisión, para que Dios sea " vida y fuerza, en la lucha diaria".
Como vemos la experiencia no es " un conocimiento teórico, o adquirido en los libros, sino adquirido en el contacto laborioso con la realidad que se le objeta al hombre", podemos decir que el hombre tiene la necesidad de interiorizar en la realidad, debe salir de si mismo y volcarse a confrontar su relación con Dios, en las cosas domésticas, pues Dios es un ser abierto al mundo, el no se esconde, al contrario se vela en cada acontecimiento de la historia tal cual es.
Hoy a nosotros nos corresponde saber darle el puesto que tiene en medio de un mundo totalmente técnico, en donde la ciencia y la tecnología cada vez ocupan más la vida del hombre, en esta realidad tan dispersa, que nos toca vivir ahí debemos experientar a Dios, pues El que siempre se ha mostrado como el compañero de la historia de la humanidad, está en medio de los adelantos de la ciencia moderna, pues Dios como las raíces de los árboles, simpre está aunque muchas veces no lo veamos, Dios sabe actuar en el silencio.
Con las palabras de Leonardo Boff, cierro esta página. " Acoger a Dios que así nos visita es abrirse a un ámbito de fe o creer. Y creyendo, damós un sí radical al sentido latente que encontramos en el mundo en que vivimos "
Para tener experiencia de Dios es necesario, conocer y vivir como ciudadano del mundo.
Redactó Lucas.
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